Las consecuencias de la muerte de una familiar son siempre angustiosas, sin embargo, para aquellos que viven y trabajan en un país extranjero, esta situación suele ser todavía más estresante por su complejidad administrativa.
Las leyes de sucesiones difieren de un país a otro, también dentro de Europa, y sin una planificación cuidadosa y previa, los expatriados que tienen pensiones, propiedades y activos en más de un país pueden pagar impuestos más elevados sin darse cuenta, o quedar atrapados en tramas burocráticas en múltiples jurisdicciones fiscales.
Un ejemplo seria la libertad testamentaria, o la habilidad de ceder todo tu patrimonio a quien desees, incluyendo a tu cónyuge. Muchos países europeos no permiten libertades testamentarias plenas, sin embargo, los cambios recientes en la legislación ofrecen mucha más flexibilidad a los extranjeros en la elección de la legislación fiscal que se aplicaría en caso de fallecimiento.